Este viernes es Sant Jordi y Santa Jordina, y quiero aprovechar para poner la mirada en nuestra forma de querernos. ¿Qué es el amor en pareja? ¿Cómo se comparte la intimidad en el día a día? Nuestro imaginario colectivo bebe de las películas de Hollywood, de Disney, de las historias Shakespeare, o incluso también de leyendas como la de Sant Jordi. A lo mejor algunas esperan su príncipe azul y otros buscan una dulce princesa. Son ilusiones que nos creamos, porque nadie nos ha enseñado cómo se construye una pareja sólida que pueda navegar por los retos de la vida. ¿Cómo quieres a tu pareja?

Los candados en los puentes

En semana santa, los que me seguís en redes visteis que colgué una fotografía de un puente lleno de candados. Son candados que los enamorados cuelgan para demostrar el amor que sienten por su pareja. Anna, una amiga, me explicó que esta costumbre se originó en Italia, a raíz de la novela Tengo ganas de Ti, de Federico Moccia. El protagonista del libro es quien cuelga por primera vez un candado en el puente Milvio, de Roma. Este best-seller del género romántico tradicional es la que ha hecho famoso este ritual de enganchar candados en símbolo de amor en los puentes que se extendió por todo el mundo.

Leyenda de Sant Jordi

Quiero hacer un resumen de la leyenda para destacar los puntos que me llaman la atención. Hay un dragón que se come el ganado, la cosecha y, cuando no queda nada, sigue con las mismas personas de un pueblo. Llega un día en el que le toca a la princesa convertirse en el almuerzo del dragón. Ella se siente indefensa y paralizada por el miedo y se sienta ante el dragón a esperar la muerte, no se le pasa por la mente la opción de escapar o luchar. Pero las princesas no mueren en estas historias. Aparece un valiente y apuesto príncipe al galope justo a tiempo para matar el dragón y salvarla. Él sí es capaz y fuerte, él es valiente y se encara a los peligros y retos de la vida. Él sale a por lo que quiere. él se defiende. 

¿El mensaje que nos llega cuál es? 

Las mujeres son menos valientes que los hombres y tienen que esperar a que un príncipe las salve. Las chicas no son guerreras ni saben defenderse, necesitan que su príncipe azul las salve. En cambio, los hombres son fuertes y han de defender y proteger a las mujeres. Y la realidad es que nadie, ni hombres ni mujeres, necesitamos que nos salven, porque solo nosotras nos podemos salvar. Las mujeres son tan fuertes y valientes como los hombres. Y nadie, ni hombres ni mujeres, ha de demostrar su fortaleza y valentía para conquistar el amor. Son mitos. 

Además, después de esta gesta, el príncipe le regala una rosa a la princesa, se besan y “fueron felices y comieron perdices”. Y las princesas se enamoran cuando son besadas. Entonces ya son pareja. Estamos confundiendo el enamoramiento con el amor. Cuando conoces a alguien que te gusta y empiezas a intimar con esa persona, las emociones generan una reacción química en el cuerpo y las hormonas exaltan el corazón. Algunos confunden esta sensación con el amor. Y desde ahí se pueden tomar decisiones que luego, cuando desaparezca la química, quedarán en nada si no se ha construido un vínculo de amor sobre unos valores reales de comunicación, respeto, honestidad y compromiso

El amor real 

Aquí cambiamos el escenario. Imagina que el príncipe y la princesa ya llevan unos años en pareja, viven juntos y han creado su familia. Su relación será de amor real si han aprendido a amarse, a cuidarse y a mantener vivo el deseo a pesar de todas las dificultades y complicaciones que presenta la vida. Cuando suena el despertador y se levantan cansados, con legañas en los ojos por no haber descansado (uno de sus hijos ha estado despierto durante la noche), la casa está sucia y hay que ir a trabajar, ¿cómo se reacciona aquí? Si solo hay enamoramiento, será poco probable que la pareja se mantenga en pie tras los primeros temblores de la rutina. 

El amor real reside en verse, reconocerse y acompañarse. Reside en cómo nos hablamos y cómo nos tocamos, en cómo nos decimos te quiero. Es el amor que no se enseña. El de la convivencia con todos sus retos, el de construir un equipo y el que busca una solución cuando no estamos de acuerdo. El que vives cada día, y lo sientes en los poros de tu piel, porque es real. El amor romántico es un mito, porque vive en la imaginación, en la ilusión.

 Revisemos los rituales

Y volviendo a Sant Jordi y a Santa Jordina, te quiero invitar a revisar nuestra forma de celebrar el amor y, en particular, de celebrar esta festividad. Pregúntate: ¿Desde qué lugar regalas una rosa o un libro a tu pareja: desde el mito del amor romántico o desde un acto que nace de vuestro vínculo? Una rosa o un libro no pueden suplir las carencias de una pareja que no se sostiene sobre unas bases sólidas. El amor real se celebra cada día, así que aprovecha para preguntarte: en qué tipo de relación vives y cómo te gustaría que fuera mi relación. Solo tú puedes cambiar tu realidad.

Si quieres profundizar más en las bases que sostienen una pareja real, puedes informarte en Parelles Vives.